EL PREMIO NOBEL DE LA PAZ 2016

   Afortunadamente, la nación entera reflexionó y pudo darse cuenta de las mentiras de los promotores del NO cuando el director de la campaña admitió de manera cínica y pública, que había manipulado mediante mentiras el espíritu del Acuerdo de Paz logrado en La Habana.Cuando triunfaron en las urnas, no sabían qué hacer con el triunfo. Sigo insistiendo que el presidente Santos cometió un error garrafal al tratar de ratificar el Acuerdo de Paz a través de un plebiscito cuando la Constitución Nacional delega en el presidente de la República la responsabilidad de la política exterior y la firma de convenios. No era necesario el Plebiscito. Recuerden cuando el expresidente Álvaro Uribe negoció con los paramilitares sin pedirle permiso a NADIE. La pregunta obligada:¿Qué va a hacer ahora para adquirir protagonismo en el escenario político colombiano?¿Cuáles serán ahora sus preocupaciones.Yo pienso que debe preparar su defensa para cuando sea citado por el Tribunal Penal de La Haya. El presidente Santos se inmortalizó a través del Premio Nobel otorgado por la Academia Sueca. ¿Quién recordará a Álvaro Uribe Vélez dentro de veinte años cuando se consolide el proceso de paz? Solo será tristemente recordado como el gestor de la guerra, como el presidente que le apostó al exterminio de una guerrilla que resistió cincuenta años las tentativas de exterminio sin que fuese posible derrotarla a pesar del desprorcionado tamaño de la fuerzas en confrontación: 500.000 tropas del ejército contra 30.000 tropas de la guerrilla (una proporción de 15 a 1). Al presidente en cuyo gobierno se inventaron los falsos positivos, se asesinaron a la mayor cantidad de periodistas que se recuerde en la historia de Colombia. Al presidente cuyos ministros y altos funcionarios están siendo juzgados y condenados  mientras el director de todos los desafueros goza de una libertad ignominiosa y vergonzosa que se dio el lujo de volver al Congreso de la República en calidad de SENADOR para orquestar una oposición infame cuando fue incapaz de cumplir con sus promesas de campaña y permaneció ocho años en el poder e invirtió en la guerra más presupuesto que en la salud y la educación juntas. 

El presidente Santos le apostó en cambio a la construcción de un proceso de paz a pesar de la oposición de su enemigo político más encarnizado y alcanzó en los mismos ocho años un acuerdo de paz honorable para los enemigos en conflicto, aceptó que existía una contraparte como fuerza sublevada, le dio el estatus que le correspondía e inició y concluyó los Acuerdos de Paz y cumplió con su promesa de la refrendación de los mismos a través de un plebiscito en el cual el elector primario ratificaría o no esos Acuerdos