"EL ASESINATO DE SÓCRATES ", NOVELA FINALISTA DEL PREMIO PLANETA

Marcos Chicot toma como eje argumental la vida y la muerte del pensador heleno pero, a partir de ello, construye todo un retrato de la época en que nació la civilización occidental.Seguramente pueda considerarse al heleno Sócrates (Atenas, 470-399 antes de Cristo) como el primer gran filósofo de la Historia Universal. De hecho, su figura marca un antes y un después en el devenir del “amor a la sabiduría”, hasta el punto de que se llama “presocráticos” a todos lo pensadores que le precedieron como Tales de Mileto, Anaximandro, Parménides o Heráclito y sus tesis pasaron a las dos grandes columnas sobre las que se asienta la filosofía occidental: Platón y Aristóteles.

     Justamente sobre la figura del pensador griego pivota la trama de ‘El asesinato de Sócrates’, novela de Marcos Chicot (Madrid, 1971) que resultó finalista del último Premio Planeta.

    Si se nos permite la broma, diremos que Chicot tiene cierta obsesión por matar a grandes filósofos pues su anterior gran éxito fue ‘El asesinato de Pitágoras’, donde nos presentaba a éste ya anciano y dispuesto a nombrar sucesor. En ese momento comienzan a producirse una serie de asesinatos que parecen urdidos por una inteligencia aún mayor que la del propio genio matemático. Serán el egipcio Akenón y la misteriosa Ariadna los encargados de resolver el misterio. Anteriormente, Chicot había publicado las novelas ‘Oscar’ y ‘Diario de Gordon’ mientras que posterior a ella es ‘La hermandad’, un “thriller” que viaja desde la Cartago de hace 2.500 años hasta el presente a través de una organización de superdotados.

    Volviendo a ‘El asesinato de Sócrates’ y como decíamos, éste filósofo es el eje en torno al cual gira toda la novela. Porque se centra en la vida y muerte del pensador heleno pero también narra otras cosas. Así, la guerra entre Esparta y Atenas, la lucha de los soldados por sobrevivir, la existencia de artistas o gobernantes y -cómo no- amores imposibles. No falta en ella, además, la intriga detectivesca pues el Oráculo de Delfos vaticina que Sócrates perecerá a manos de un hombre de ojos claros y Querofonte, discípulo del filósofo, se obsesiona con Perseo, un individuo que responde a esas características y parece albergar un oscuro secreto.

    Con todo ello, Chicot edifica con rigor histórico un completo retrato de época. Y no de una cualquiera sino de aquella en que nació la civilización occidental tal como la conocemos hoy. De este modo, consigue el doble objetivo que, en sus propias palabras, se había propuesto: escribir una novela que sirviera para “entretener y aprender”.