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miércoles, 25 de diciembre de 2019

FABULARIO POLÍTICO BOLIVARIANO



  
El pensamiento político de Simón Bolívar es claro; sin embargo, en repetidas oportunidades se ha tergiversado en favor de proyectos políticos que pretenden acomodar hechos históricos a sus propias circunstancias e. intereses, Es necesario clarificar nuestra primera aseveración a partir de sus ideas políticas.

   Todo el ideario político del Libertador se encuentra resumido de alguna manera en la “Carta de Jamaica”, fechada en Kingston el 6 de septiembre de 1815. En ella, El prócer hace un análisis exhaustivo del estado de las naciones del Nuevo Mundo para la época, las dificultades de los procesos independentistas y los posibles futuros gobiernos que habría en las diferentes regiones de América. Su objetividad y clarividencia es sorprendente:

“Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande nación del mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria. Aunque aspiro a la perfección del gobierno de mi patria, no puedo persuadirme que el Nuevo Mundo sea por el momento regido por una gran república; como es imposible, no me atrevo a desearlo; y menos deseo aún una monarquía universal de América, porque este proyecto sin ser útil, es también imposible. Los abusos que actualmente existen no se reformarían, y nuestra regeneración sería infructuosa. Los Estados americanos han menester de los cuidados de gobiernos paternales que curen las llagas y las heridas del despotismo y la guerra.” (“Carta de Jamaica”, Simón Bolívar)

    Aún Simón Bolívar, producto de la formación y educación recibida en Europa con base en las ideas de la Ilustración, y con influencia marcada por los grandes pensadores de la época Montesquieu y Rousseau, dudaba del tipo de gobierno que se necesitaría implementar en las naciones americanas, A pesar de sus vacilaciones al respecto, está convencido que únicamente a través de la instauración de un sistema social liberal y civil se podría alcanzar su ideal de libertad:

“…los meridionales de este continente han manifestado el conato de conseguir instituciones liberales, y aun perfectas; sin duda, por efecto del instinto que tienen todos los hombres de aspirar a su mejor felicidad posible; la que se alcanza infaliblemente en las sociedades civiles, cuando ellas están fundadas sobre las bases de la justicia, de la libertad y de la igualdad” (Op. Cit.)

     Se nota sin duda alguna, el efecto de las revoluciones de las siete colonias norteamericanas, la revolución francesa y el influjo que ejerció “El contrato social” de Jean Jacques Rousseau sobre el espíritu libertario del hombre más grande de América. Ese ideal solamente se lograría con la unión de los pueblos como lo afirma:

“…Yo diré a usted lo que puede ponernos en aptitud de expulsar a los españoles, y de fundar un gobierno libre. Es la unión, ciertamente; mas esta unión no nos vendrá por prodigios divinos, sino por efectos sensibles y esfuerzos bien dirigidos. América está encontrada entre sí, porque se halla abandonada de todas las naciones, aislada en medio del universo, sin relaciones diplomáticas ni auxilios militares y combatida por España que posee más elementos para la guerra…” (Ídem.)

     Ese ideal de la unidad de las naciones americanas fue su guía y su faro. Así, podemos comprender cómo después de la independencia, trató por todos los medios de conseguirla y mantenerla; tenía muy claro que un mismo origen, una lengua, unas costumbres, una religión, serían los vínculos necesarios para unirlas. No era ajeno a que muchas naciones se apartaran de las ideas liberales y fundaran otros tipos de gobierno que estarían en contraposición con las nuevas ideas. Igualmente, aseveró que los gobiernos deberían establecerse con base en la centralización y no en la federación y pone como ejemplo la ineficacia de la forma federal en los nacientes Estados, tal como ocurría en ese momento en Venezuela y la Nueva Granada.

“…Los acontecimientos de la tierra firme nos han probado que las instituciones perfectamente representativas no son adecuadas a nuestro carácter, costumbres y luces actuales. En Caracas el espíritu de partido tomó su origen en las sociedades, asambleas y elecciones populares; y estos partidos nos tornaron a la esclavitud. Y así como Venezuela ha sido la república americana que más se ha adelantado en sus instituciones políticas, también ha sido el más claro ejemplo de la ineficacia de la forma demócrata y federal para nuestros nacientes Estados. En Nueva Granada las excesivas facultades de los gobiernos provinciales y la falta de centralización en el general han conducido aquel precioso país al estado a que se ve reducido en el día.”

     De manera profética, dice sobre el destino de los pueblos americanos:

“De todo lo expuesto, podemos deducir estas consecuencias: las provincias americanas se hallan lidiando por emanciparse, al fin obtendrán el suceso; algunas se constituirán de un modo regular en repúblicas federales y centrales; se fundarán monarquías casi inevitablemente en las grandes secciones, y algunas serán tan infelices que devorarán sus elementos, ya en la actual, ya en las futuras revoluciones, que una gran monarquía no será fácil consolidar; una gran república imposible.”

     Consolidada la emancipación, y, fundada la Gran Colombia en el Congreso de Angostura, actual ciudad Bolívar, el 17 de diciembre de 1819, no dura mucho tiempo el sueño de Bolívar: la ambición y deseos de poder, generaron una serie de conflictos, desavenencias entre los héroes más renombrados, rebeliones internas, asesinatos como el de Antonio José de Sucre y conjuras en contra del mismo Libertador, después de que este en su afán por preservar la unidad, instaurara una dictadura, y posteriormente, la enfermedad y la muerte del caudillo, terminaron por disolver la “… idea grandiosa pretender formar de todo el mundo nuevo una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y una religión debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que confederase los diferentes Estados que hayan de formarse”

      Aquí, en este mismo lugar, en su lecho de muerte proclamó: “¡Mis últimos votos son por la felicidad de la Patria! ¡Si mi muerte contribuye a que cesen los partidos y se consolide la unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro!” (“Última proclama”, Simón Bolívar, 10 de diciembre de 1830)

     En la misma proclama instó a “…la consolidación de Colombia; todos deben trabajar por el bien inestimable de la unión: los pueblos, obedeciendo al actual Gobierno para libertarse de la anarquía; los ministros del santuario dirigiendo sus oraciones al cielo; y los militares empleando sus espadas en defensa de las garantías sociales…” Ídem.

     No podemos dudar entonces del desprendimiento del Libertador ni de sus intenciones, ni pretendemos tampoco esconder posibles errores en cuanto a su visión política. Quedan cuestiones que pueden resultar incómodas para muchos, pero no por ello menos ciertas

     ¿En qué quedaron entonces las ideas políticas de Simón Bolívar? ¿Es el ideario bolivariano una utopía?

     Se puede decir que la formación de las nuevas naciones conllevó a la creación de repúblicas liberales, pero somos enfáticos en afirmar que su ideario político ha sido manipulado desde la creación de las mismas y el acomodo sistemático de las circunstancias, que se repiten desde sus mismos orígenes. En efecto, la historia de Latinoamérica es la historia de naciones oprimidas por las élites que se apoderaron del poder y pretenden perpetuarse en él; es la historia de conflictos que no cesan, de dictaduras interminables, de guerras partidistas, de tergiversación de las ideas bolivarianas.

     La mejor manera de visualizar nuestras afirmaciones es mostrar ejemplos concretos y situaciones tomadas del contexto sociopolítico de los siglos XIX, XX y actual.

     Los ejemplos históricos son interminables: las guerras partidistas (centralistas y federalistas en Colombia durante todo el Siglo XIX, luego partidistas entre conservadores y liberales, las guerras entre Provincias), la Violencia como resultado; la Revolución mexicana, las dictaduras en todo el continente durante el transcurso del siglo XX, la aparición de las guerrillas como respuesta a las inconformidades de estos pueblos, son algunos pocos ejemplos del paradigma político propuesto, magnificado por el poder norteamericano y su política intervencionista a partir de la promulgación e implementación de la doctrina Monroe para lograr una hegemonía geopolítica continental

     Todas las naciones latinoamericanas han pasado por los mismos procesos de inestabilidad política y social. El modelo político implementado en estas naciones ha estado marcado por un acentuado desequilibrio político, social y sobre todo, económico, que ha impedido una distribución equitativa de la riqueza y el subsiguiente progreso de las naciones. Por el contrario, lo objetivo es la corrupción, la miseria, modelos educativos ineficientes que no responden a las necesidades populares, la falta de oportunidades laborales, la manipulación mediática, el caudillismo, etc. Lo breve de este espacio, impide el análisis a fondo de cada una de estas situaciones, pero no impide nuestra invitación para que todos nosotros podamos ahondar en el estudio del ideario político del Libertador.

     La herencia política bolivariana ha sido manipulada por igual por la derecha y por la izquierda para desviar de manera evidente   

      Incluso se pretende cambiar la historia en algunos casos concretos. El filme venezolano “El Libertador” nos muestra el supuesto asesinato de Bolívar cuando desembarcó en Santa Marta y no en la Quinta de San Pedro Alejandrino como consecuencia de su enfermedad. Esa película responde a una clara manipulación mediática característica del fracasado “socialismo del Siglo XXI” imperante en nuestra nación hermana.

    Queremos terminar esta ponencia con una exhortación a que seamos nosotros , quienes hagamos que el “sueño americano” o “el sueño europeo”, se vuelvan realidades en cada una de nuestras naciones y sea posible al fin, que se cumpla la utopía bolivariana:

 “…Luego que seamos fuertes…se nos verá de acuerdo cultivar las virtudes y los talentos que conducen a la gloria; entonces seguiremos la marcha majestuosa hacia las grandes prosperidades a que está destinada la América meridional…”