¡HABEMUS VACCINUM!

     






     
     La noticia más esperada y anhelada por toda la humanidad en  los últimos siete meses se da en medio del desconcierto y aún incredulidad, comprensibles por la importancia y significado de la misma. La complejidad de los sentimientos que afloraron desde el día en que la OMS declaró la pandemia y  toda la humanidad se vio abocada a un cambio radical de estilos de vida, relaciones interpersonales, vida familiar, laboral y social, resultan difíciles no solo de expresar sino también de comprender en toda su dimensión.

     Las medidas de cuarentena y confinamiento tomadas por los gobiernos frente a la amenaza que representa el SARS-CoV-2 desnudaron las fragilidades de los sistemas sociales, de las instituciones, de las ideologías políticas.

     Los resultados obtenidos por la Universidad de Oxford son muy esperanzadores; sin embargo,  faltan muchos temas por resolver: la universalidad de la vacuna, el posible acaparamiento por los países más ricos, tiempo de fabricación en cantidades suficientes para cubrir las demandas planetarias...

   Ojalá, todas esas dificultades se resuelvan pronto; que nos preparemos para la sociedad postpandémica y que construyamos un nuevo contrato social más justo, equitativo, con oportunidades para todos.

LA "CIENCIA NORMAL" Y EL NUEVO PARADIGMA DE LA PANDEMIA

Katarukashimo 

En su obra "La estructura de las revoluciones científicas", Thomas Samuel Kuhn asevera que la "ciencia normal" es "la investigación basada firmemente en uno o más logros pasados, logros que una comunidad científica particular reconoce durante algún tiempo como el fundamento de su práctica ulterior.",

     A propósito de las innumerables investigaciones realizadas en muchos países con respecto a la pandemia originada por el virus SARS-CoV-2 , la comunidad científica reporta casi a diario pequeños hallazgos, basados fundamentalmente en conocimientos previos de virus de la misma familia y los tratamientos exitosos de algunas de las gripes que estos producen. Sin embargo, se descartan medicamentos utilizados anteriormente, se prueban otros, se vuelven a descartar; no hay acuerdo en la forma de transmisión.

     En el día de hoy, un número importante de científicos se pusieron de acuerdo "más allá de toda duda razonable", que el virus puede transmitirse a través del aire, un importante descubrimiento; pidieron a la OMS que impusiese la obligatoriedad del uso de la mascarilla en cualquier sitio, incluso dentro de las casas cuando se conviviera con personas mayores de 70 años o personas con enfermedades básicas (diabetes, insuficiencia renal, afecciones cardíacas).

     Todo lo anterior, nos conduce a ratificar lo expuesto por Kuhn en su obra sobre la ciencia normal y su función: "...El trabajo empírico emprendido para articular la teoría paradigmática, resolviendo algunas de sus ambigüedades residuales y permitiendo la resolución de problemas sobre los que anteriormente se había limitado a llamar la atención..." 

     La transición de un paradigma a otro nuevo, no es un proceso acumulativo; es una reconstrucción del campo o la creación de nuevos fundamentos. Las crisis debilitan los estereotipos y proporcionan los datos necesarios para un cambio fundamental de paradigma. La transición hacia un nuevo paradigma es lo que Kuhn denomina revolución científica.

     Aparecen entonces las nuevas teorías que deben consolidarse a través de los aportes teóricos, los experimentos, la comprobación de resultados. Lo anterior conduce a la construcción de un nuevo paradigma.

     En este momento, no existe un paradigma del SARS-CoV-2, es decir, la comunidad científica no tiene los elementos teóricos que permitan establecer hechos fundamentales: origen, modo de transmisión, tratamientos eficaces, vacuna. Aún se está en la fase de experimentación y surgen multitud de opiniones que, en muchos casos, empeoran la crisis.

CORPORACIÓN EDUCATIVA PARA EL DESARROLLO SOCIAL JEAN JACQUES ROUSSEAU