Solo
comparable a Mohandas (Mahatma) Ghandi, la vida de Nelson Mandela es un
ejemplo inspirador de los ideales de libertad e igualdad del hombre. Su
inquebrantable voluntad para alcanzar una democracia multirracial en
Sudáfrica, le costó el confinamiento en prisión durante 27 años. Sin
embargo, ello no le impidió una ferrea lucha contra el "apartheid",
política segregacionista impuesta por el Partido Nacional Sudafricano
desde 1948. Después de su liberación, ocurrida en 1990, se convirtió en
el interlocutor del entonces presidente De Klerk para obtener finalmente
un proceso de negociación que culminaría con las elecciones de 1994
cuando fue elegido como el primer presidente negro de Sudáfrica.
Cualquier
elogio que se pueda hacer de Mandela, es merecido. Se constituye en una
de las principales figuras políticas del siglo XX; paradigma de
autoridad moral, se ganó el respeto y la admiración de todos sus
coetáneos, incluso la de sus adversarios. Su lucha continuada contra el
racismo, la discriminación, la injusticia y la dominación extranjera de
su nación, lo convierten en el ciudadano modelo del mundo.
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