Reiteradamente,
hemos mantenido nuestra tesis sobre el derecho que tienen los pueblos a
su autodeterminación. Así lo hemos expresado claramente en el caso del
conflicto del Sahara Occidental, la emancipación del Sudán del Sur; y en
todos los casos de intervencionismo extranjero directo o indirecto de
cualquier tipo (Cuba, Irak, Afganistán, Túnez, Libia, Egipto, Líbano,
Georgia,ahora Siria, después...). Para nosotros, solo se justifica una
intervención y no de una potencia sino de las Naciones Unidas siempre y
cuando que su objetivo sea evitar genocidios. Pero en la ONU, algunas
potencias tienen el derecho al veto y lo utilizan con bastante
frecuencia.
Toda una etnia desapareció en el poco claro conflicto del Congo (el "conflicto olvidado",
donde se produjo la mayor mascare después de la Segunda Guerra Mundial,
más de cinco millones de víctimas) bajo la mirada indiferente del mundo
entero y de los medios que no se tomaron siquiera la molestia de
informar cómo morían a palos y a machete los miembros de la etnia tutzi.
Para mayor información, léase el artículo "En el corazón de las tinieblas"
De hecho, el intervencionismo siempre obedece a intereses económicos; la ausencia de esos intereses, determina poco interés por parte de las potencias para intentar la solución de los conflictos que pudieren presentarse.
La
idea de una nueva intervención militar no es ajena en el caso de Siria.
Pareciera que la situación lo amerita: múltiples acusaciones sobre el
uso de armas químicas en contra de la población civil por parte del
régimen validarían el uso de la fuerza para restablecer el orden
perdido. Después de delicadas negociaciones, el régimen aceptó la
destrucción del arsenal de armas químicas en la cual interviene la ONU. A
pesar de ello, la guerra civil se ha recrudecido con el paso de los
meses sin que se vislumbre una solución y las víctimas aumentan en forma
exponencial mientras la imágenes son cada vez más desgarradoras. Se
habla de una balcanización del conflicto.
¿Qué se espera de este desarrollo bélico?
Existen
varias probabilidades: la consolidación del régimen, el triunfo de los
rebeldes o la intervención directa de las potencias a través de la ONU.
La última parece lejana dados los acuerdos de los meses anteriores. La
guerra civil deberá resolverse a favor de uno de los bandos en
conflicto. Mientras, será la población civil la que sufra las terribles
consecuencias.
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