Si
pensamos en sistemas filosóficos a la manera tradicional europea, la
respuesta es terminante: sencillamente, no.
Existen corrientes filosóficas practicadas en diferentes países de
América Latina. Para aseverar la existencia de una filosofía
latinoamericana tendríamos que demostrar con claridad meridiana una
"reflexión" original sobre la identidad de América Latina, sus
problemas, sus situaciones particulares y un "filosofar" que
correspondiese a esa identidad, a esos problemas, a esas
situaciones.
Antes
de abordar el interrogante, motivo de este artículo, repasemos
brevemente el origen del problema. Dentro de las
diferentes problemáticas abordadas en Latinoamerica sobre problemas
cardinales, cabe destacar la polémica planteada en el siglo XVI sobre
la esencia de lo verdaderamente humano y las
relaciones que pudiesen existir entre esta y los indígenas
americanos. Los conquistadores españoles negaban el estatus
antropólogico a los nativos americanos lo cual generó el conflicto
ideológico conocido como "la disputa de Valladolid" entre Bartolomé
de las Casas y Juan Ginés de Sepúlveda. El debate fue clave para el
cambio de paradigma sobre la visión del mundo como
perteneciente a una unidad cultural con respecto al sistema político
imperante.
En el siglo XX, en el año de 1968, apareció la obra "¿Existe una
filosofía de nuestra América?
(Descarga completa en PDF) de Augusto Salazar Bondy en el cual el autor
plantea la necesidad de que
hispanomerica posea una filosofía propia capaz de interpretar su
propia realidad y sirviese para la búsqueda de vías de desarrollo. Las
conclusiones de Salazar Bonty es que no existe en
América Latina una filosofía auténtica y original, sino imitativa e
inauténtica porque la vida social produce un pensamiento alienante y
encubridor de la realidad social.
Su posición universalista contrasta con la postura culturalista de Leopoldo Zea; en
su obra "La filosofía americana como filosofía sin
más" se opone a los que argumentan la no existencia de
sistemas en Latinoamerica. Para Zea, lo importante para la existencia de
una filosofía propia, auténtica y original no es la
creación de sistemas sino tratar de dar respuesta a los problemas
surgidos de una determinada realidad; en este caso, partir y volver a la
realidad latinoamericana y permitir la resolución de sus
problemas más sentidos; así, deberá presentarse con originalidad sin
la repetición inútil de problemas ajenos De tal manera, puede existir
filosofía en un poema, una novela, o un ensayo.
A las anteriores consideraciones, habría que agregar que a partir de los años sesenta, se suma la llamada "postura
crítica" que rechaza la existencia de una filosofía
latinoamericana porque ha sido un producto ideológico y no una empresa
libre. Según esta postura la filosofía se usa en América latina
para mantener la situación política imperante para el beneficio de
ciertas clases sociales.
Para nuestro propósito descriptivo, anotemos que la filosofía en América latina se ha desarrollado desde las siguientes
perspectivas: La corriente historicista, la corriente ontológica, la corriente liberacionista y, últimamente, la corriente
intercultural.
La corriente historicista: Trata de interpretar la historia de América Latina y el desarrollo de las ideas
filosóficas en el subcontinente.
La corriente ontológica: Busca identificar los elementos propios de la identidad cultural
latinoamericana.
La corriente liberacionista:
Conocida también con el nombre de "filosofía de la liberación" que
constituye
una reflexión sobre las condiciones que permitan la búsqueda de la
emancipación política, económica y cultural; una mayor equidad y
justicia social.
La corriente intercultural: Nestor García Canclini dice en su obra "Ideología, cultura
poder": Existen
varias posturas: Fornet-Betancourt parte de la filosofía de la
liberación para buscar una aproximación a la tradiciones
filosóficas de la humanidad; Bolívar Echeverría parte desde la
vertiente ontológica para oponerse a la racionalidad capitalista europea
mediante la construcción de un modo de ser, de un
ethos latinoamericano y Santiago Castro-Gómez parte del historicismo para realizar la reflexión desde los estudios poscoloniales.
La filosofía latinoamericana está en un proceso de construcción que requiere de un amplio camino de reflexión para que
pueda obtener un verdadero reconocimiento.
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